Yo estaba en 4, puede que 5 años de infantil; y era final de curso. Recuerdo que hicimos un breve ejercicio el cual consistía en unir una palabra con su imagen, creo que una de las palabras era toro. Todo el mundo lo hizo sin problemas, yo no, no sabía leer.
No le dí mucha importancia, pero mi madre...
Mi madre es profesora de literatura, me llevaría horas contar la cantidad de libros que tiene sólo en casa, no hablemos de los que ha leído. Pues, mi madre, al darse cuenta de que su hija, SU HIJA, no sabía leer se llevó las manos a la cabeza y a pesar de no haber dado lecciones a niños pequeños (excepto el mero hecho de ser madre) en su vida; se tiro todo ese verano enseñando a su hija a leer.
Ya os adelanto que no lo consiguió, lo único que hacía era sentarme delante de un libro con pocas palabras y muchas dibujos y pedirme que le dijera lo que ponía; al principio me divertía y simplemente describía los colores, pero para mi madre llego a suponer un gran miedo.
Creía que nunca aprendería leer, creía que había salido como mi hermano, y que siempre me costaría más centrarme y aprender cosas; madres primerizas, quién las entiende.
Al final aprendí cuando tuve que hacerlo, en el colegio con los demás niños, a la misma velocidad; el hecho de que ahora me apasione la lectura no es otro que una mezcla entre curiosidad y amor hacia los libros, pues no recuerdo un sólo instante después de ese momento en el que no me acompañara un libro.
Moraleja:
LAS COSAS, A SU TIEMPO
¡Buena moraleja! Es cierto eso que por mucho que quieras algo hasta que no sea el momento no pasará. Esto me recuerda que a mi me gustaba mucho leer y enseñar, así que enseñe a mi hermano a leer antes de que lo enseñaran en el cole, eso si jugando ^^ ya que los dos eramos peques, nos llevamos 5 años.
ResponderEliminar¡Un abrazo!